Etiquetas

sábado, 10 de febrero de 2024

The ancient white poem

No tengo idea de que estaba pensando cuando lo escribí, ni siquiera recuerdo haberlo escrito. Se que es mío porque estaba en mi carpeta de creaciones. Bien podría tratarse de algún poema para una historia de fantasía que nunca escribí, decidan ustedes:

The ancient white poem
Have you ever known about the Death? 
Have you ever seen it In the corpse's eyes? 
Have you ever heard it through your window? 
Searching for your soul, following your shadow? 

Can you dream in the starling night? 
Or do you wait for it sitting in your chair? 
Can you sleep well, as if you're alive? 
Or do you pray for the end of your life? 
 

viernes, 26 de enero de 2024

El sueño de la otra noche

 

La otra noche soñé con un amigo. No mi mejor amigo, pero sí uno al que quise muchísimo.

En el sueño íbamos a un curso en cierta facultad, un curso que no me interesaba pero que estaba obligada a tomar para cubrir créditos. Él, en cambio, sí iba porque le interesaba.

Nos encontramos en las escaleras de entrada y empezamos a platicar:

¾Hola, ¿cómo te ha ido?

¾Bien, gracias.

¾¿Qué haces aquí? Vienes al curso.

¾

¾Yo también.

¾¿Qué has hecho de tu vida?

¾Me titulé ¿y tú?

¾Volví a cambiarme de carrera.

        Ya saben, fue ese tipo de conversación genérica, insípida e insustancial. No obstante, me sentía radiante, feliz… tan feliz como no sentía en años y simplemente por intercambiar unas cuantas palabras con un viejo conocido. De repente, el tedioso curso al que me veía obligada a ir ya no era tan tedioso, es más, podría jurar que se volvió emocionante por el simple hecho de saber que iba a pasar tiempo con mi amigo.

…O eso pensé durante aquella maravillosa charla increíblemente corta, Porque en cuanto entramos al salón mi amigo se sentó hasta enfrente, justo en el centro de los asientos para darle toda la atención a la clase. Yo no pude seguirlo, no me atreví. Iba a incomodar a todos los ya sentados al pedirles permiso para pasar. Además, no parecía él quisiera sentarse conmigo, de ser así me hubiera dicho. En cambio, en cuanto entramos, se fue por su lado como si yo no existiera, así que decidí hacer lo mismo y me fui a los asientos desocupados de atrás.

A la hora de la salida intenté alcanzarlo, pero fue inútil, cuando logré llegar a su lugar ya se había ido. Intenté buscarlo en la multitud que salía y lo vi terminando de bajar las escaleras. Aquello era peor de lo que pensaba ¡Se había ido sin despedirse!

Al día siguiente lo vi bajar del camión y quise seguirlo, pero iba demasiado rápido. No intenté alcanzarlo porque yo no puedo correr, él sabe que yo no puedo correr, y al entrar al salón no lo vi, pero tenía la terrible sensación que él no quería verme, sensación que se incrementó cuando, en el día libre, entre con una amiga a un café y lo vi sentado en una de las bancas y bajó la mirada en cuanto me vio entrar. Que más hubiera querido que correr a su encuentro, decirle: ¾Hola, ¿cómo estás? Ya no te he visto. ¿Sabías que la única razón por la que aún no abandono el curso es la esperanza de verte otra vez? ¾. Pero decir eso es vergonzoso y ante mi amiga debía conservar las apariencias. Así que pasé a su lado fingiendo no conocerlo.

 Entonces me desperté, con un vacío en el estómago y con la sensación de qué había perdido algo, aunque no sabía exactamente qué y supongo que nunca lo sabré. Lo que sí sé es que probablemente nunca vuelva a sentir aquella sensación de felicidad inmensa que me provocaba hablar con él y que probablemente todo lo que he hecho hasta ahora era un intento desesperado por volver a sentirla. Claro que era un intento vano que nunca rindió sus frutos y por eso me siento totalmente fracasada, aunque en apariencia he logrado todo lo que he querido.

Lo peor es que todavía hace unos meses pensaba que podía seguirlo y acortar la distancia entre nosotros, pero ahora sé que es imposible porque cuando me lastimé y terminé en el hospital él ni siquiera me escribió para preguntar cómo estaba. Comprensible porque ya van para seis años que no hablamos. Ahora nuestra casi nula interacción es a través de Facebook.

Y aunque me decepciona no ser tan especial para mi amigo como él sí lo era para mí, toda la culpa fue mía por no haberle hecho saber cuánto lo quería.

domingo, 23 de julio de 2017

Tu último adiós.

Aquella tarde en que saliste buscando al destino, llevabas dibujada una sonrisa. Nadie supo explicar por qué. La confundimos con la belleza de la alegría. No pudimos o no quisimos ver la tristeza que reflejaban tus ojos y el dolor que guardaba tu pecho. Debimos verlo, lo sé, debimos verlo en tu figura solitaria, en tu rostro siempre triste, en tus largos silencios, pero no lo hicimos. Solo vimos tu sonrisa aquella tarde en que nos diste tu último adiós. 

lunes, 3 de octubre de 2016

Un experimento.



¿Quién soy?      ¿Dónde estoy?        ¿Qué es lo que quiero?          ¿Por qué hago lo que hago?             ¿En dónde me encuentro?            ¿Dónde me encuentro ahora?           Ahora… ¿qué quiero hacer?              ¿Qué puedo hacer?

Hay tantas cosas en mi cabeza y no soy capaz de ordenarlas, no sé por cuál empezar… Estoy parada ahora en ningún lugar, perdida en la nada, extraviada en el paso del tiempo, y no tengo idea de a dónde ir.


¿Quién soy?      ¿Dónde estoy?        ¿Qué es lo que quiero?          ¿Por qué hago lo que hago?             ¿En dónde me encuentro?            ¿Dónde me encuentro ahora?           Ahora… ¿qué quiero hacer?              ¿Qué puedo hacer?    

      ¿Podría huir por siempre…        ...sin consecuencias?             Las consecuencias…            ¿Cuáles       serían?


Últimamente he estado pensado demasiado en trivialidades para ver si soy capaz de encontrarme, pero parece que me ido muy lejos como para alcanzarme. Ya no sé qué quiero ni por qué lo quiero. No me acuerdo del momento en que elegí este camino y quisiera poder recordar o, al menos, saber cómo terminé aquí. 



¿Quién soy?      ¿Dónde estoy?        ¿Qué es lo que quiero?          ¿Por qué hago lo que hago?             ¿En dónde me encuentro?            ¿Dónde me encuentro ahora?           Ahora… ¿qué quiero hacer?              ¿Qué puedo hacer?    

      ¿Podría huir por siempre…       ...sin consecuencias?             Las consecuencias…            ¿Cuáles       serían?


Me pregunto cuándo fue que me di por vencida y cuándo dejé de sonreír. Cuál fue el preciso momento en que ya no pude disfrutar de mi vida y decidí refugiarme en este mundo ficticio de internet. Cuándo dejo de ser importante estudiar y se tornó prioritario huirle a la realidad. Será que pensé que en la fantasía podría encontrarme, o tal vez que… ¿acaso pensé que podría correr por siempre, sin consecuencias? ¿y si me he perdido más? ¿Si nunca logro hallarme? ¿Qué pasa si nunca logro hallarme en este mundo? Si huyo y corro y corro tanto que ni yo soy capaz de alcanzarme…


           ¿Podría huir por siempre…       ...sin consecuencias?             Las consecuencias…            ¿Cuáles       serían?

viernes, 30 de septiembre de 2016

Una chica.

Ayer me topé con una chica en la escuela, parecía como de mi edad. Era de estatura media, pelo negro, lacio y largo, piel morena y ojos cafés. Estaba esperando a alguien, o algo, en mitad del pasillo, aunque podía sentarse estaba parada y quieta, como una estatua. Su mirada estaba perdida en el infinito y, en la expresión de su rostro, había un atisbo de dolor y tristeza. Se veía tan sola... Quizá recientemente rompió con el amor de su vida, y ahora vagaba por los pasillos de la escuela, envuelta en soledad. Tal vez su perro, su más querido amigo, acababa de morir tras una enfermedad que mermo sus ánimos... o tal vez, simplemente, la chica acababa de notar el sin sentido de la vida, el sin sabor de la monótona rutina diaria, lo inservible de sus actos, el vacío de su existencia.

Sea como fuese, el verla causaba una sensación de pena, de tristeza y de dolor compartido. Quería acercarme y preguntarle -¿Qué a pasado? ¿Necesitas ayuda?- pero me dio vergüenza y miedo inmiscuirme en sus asuntos. Así que, aparte la mirada y seguí caminando por el pasillo como si no hubiese visto nada.  Cuando crucé por donde ella estaba, pasé de largo.

viernes, 12 de agosto de 2016

Palabras sinceras.



Después de un buen tiempo de no escribir nada por diferentes motivos (la escuela, la falta de inspiración etc.), he aquí un escrito.

He vivido tu ausencia y soñado tu regreso. He cargado el temor de encontrarte y la esperanza de hallarte. Si por azares del destino tu cruzaras mi camino, estoy cierta de que vibraría mi corazón como en esos días de antaño y desbordaría la emoción por cada poro de mi piel. Sin embargo ¡no sé qué haría! Si correría hacia ti y te abrazaría con toda la fuerza de mi pasión reprimida, o en cambio, la cautela y el miedo se apoderarían de mi cuerpo y simplemente te observaría marchar hasta desvanecerte en el tiempo.